lunes, abril 28, 2008
Abril de 2008: El Zócalo sigue lleno.
Las mentiras nunca prosperan. La Biblia dice que "no hay nada oculto que permanezca para siempre", y en todos los ámbitos es cierto.
El régimen en México se ha puesto al descubierto desde hace tiempo para algunos, pero recientemente para millones de personas que habían sido engañadas por los principales instrumentos de manipulación: los medios electrónicos de "comunicación".
Por más que el espurio y su gente se han empeñado en convencer de que el movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador está agotado, las evidencias muestran la verdad insoslayable.
La multitudinaria marcha del 27 de abril de 2008, recuerda aquella del desafuero y la del 30 de julio de 2006. Los periódicos leales al régimen admiten que eran "cientos de miles" de personas las que abarrotaron Madero, Juárez y hasta Reforma, aún después del medio día.
Pero lo más interesante del asunto, es que las multitudes citadas no son acarreadas, como "los poderosos" esgrimen; no hay bolsillo partidista que soporte el tamaño de tal movilización. La gente va -me consta porque yo he asistido por mis propios medios- porque está convencida. Es gente que acude con plena conciencia y con abundante información de la que no se obtiene en "la tele".
El motivo de la reunión es anunciar un triunfo pequeño a través de la toma de las tribunas y los bloqueos de las brigadas y preparar el triunfo grande de la guerra completa, mediante la concientización de la ciudadanía. El movimiento tiene claro que la lucha apenas comienza y que los adversarios no se quedarán con los brazos cruzados, porque hay mucha codicia en medio y promesas de riquezas enormes.
Sin embargo, el hartazgo ha llevado a quitar el miedo: "Nos tienen miedo porque no tenemos miedo" dice la canción promovida recientemente entre los resistentes. Y es que el Pueblo ya no aguanta más corrupción y atracos; ha decidido asumir su poder real de dueño del país. Hay cada vez más gente que se adhiere a la lucha y la estrategia de informar seguirá rindiendo sus frutos.
¡Basta de abusos! ¡La Resistencia sigue y crece!