viernes, enero 19, 2007
Lo peor de lo peor
En el incipiente minigobierno de Calderón, se ven señales claras de lo que -cual profeta- Andrés Manuel López Obrador ha dicho en el último año.
Hoy no cabe duda de que la presidencia del país ha sido asumida por el grupo de plutócratas que impusieron a su candidato "pésele a quien le pese y duélale a quien le duela". Para él, es tiempo para saldar deudas; para ellos, es tiempo de cobrar altísimos dividendos por su inversión. Parece que todos ellos tienen prisa de enriquecerse más, aunque en el camino se acabe con el país. Finalmente, se trata de negocios.
Es de llamar la atención que lo que se publicitó hace unos meses hasta el hartazgo como detestable, se constituya como la política social de Calderón. El populismo, los subsidios y la demagogia -como reminiscencias del pasado- son hoy el modus operandi del minigobierno. Todo esto va acompañado naturalmente del engaño mediático, tan característico de los últimos tiempos políticos.
El seguro de "los nuevos niños" (¿habrá viejos niños?), el "tope" para el precio de la tortilla (con un incremento del 40%), el seguro del primer empleo (¿considerará al abundante empleo informal?) y la carísima y abundante publicidad, son medidas demagógicas, que carecen de buenas intenciones sociales y que sólo pretenden engañar a la gente.
¿Hasta cuándo se dejarán engañar los que votaron por el Presidente del Empleo?
La intervención plutocrática se ve aderezada por las declaraciones de las más altas cúpulas clericales. Aquéllos que dicen velar por la salud espiritual de las gentes, insisten en que no se acaba el mundo con el alza de la tortilla. Obviamente, en sus mesas jamás faltará el mexicano alimento, aún cuando el incremento sea mayúsculo. La falta de sensibilidad por la situación de muchos millones de mexicanos, denota su lejanía espiritual con la obra de Jesucristo y su doctrina social. Ojalá que esto sirva para que el 95% de la población mexicana que se dice católica, empiece a darse cuenta de la manipulación que estas gentes han ejercido durante siglos sobre el país; ojalá que se den cuenta de que su doctrina no es sana, porque no sigue los preceptos bíblicos y que cada vez se alejan más de la salvación ofrecida por Jesús. Sería excelente que se dieran una vuelta por las páginas de la Biblia, especialmente en la primera carta de Pablo a Timoteo, en donde se explican los requisitos de los obispos y de quienes se consideran apóstatas de la fe (http://www.biblegateway.com/passage/?search=1%20Timoteo%203-4;&version=60;).
Por sus frutos los conocereis. Lucas 6:43
Hoy no cabe duda de que la presidencia del país ha sido asumida por el grupo de plutócratas que impusieron a su candidato "pésele a quien le pese y duélale a quien le duela". Para él, es tiempo para saldar deudas; para ellos, es tiempo de cobrar altísimos dividendos por su inversión. Parece que todos ellos tienen prisa de enriquecerse más, aunque en el camino se acabe con el país. Finalmente, se trata de negocios.
Es de llamar la atención que lo que se publicitó hace unos meses hasta el hartazgo como detestable, se constituya como la política social de Calderón. El populismo, los subsidios y la demagogia -como reminiscencias del pasado- son hoy el modus operandi del minigobierno. Todo esto va acompañado naturalmente del engaño mediático, tan característico de los últimos tiempos políticos.
El seguro de "los nuevos niños" (¿habrá viejos niños?), el "tope" para el precio de la tortilla (con un incremento del 40%), el seguro del primer empleo (¿considerará al abundante empleo informal?) y la carísima y abundante publicidad, son medidas demagógicas, que carecen de buenas intenciones sociales y que sólo pretenden engañar a la gente.
¿Hasta cuándo se dejarán engañar los que votaron por el Presidente del Empleo?
La intervención plutocrática se ve aderezada por las declaraciones de las más altas cúpulas clericales. Aquéllos que dicen velar por la salud espiritual de las gentes, insisten en que no se acaba el mundo con el alza de la tortilla. Obviamente, en sus mesas jamás faltará el mexicano alimento, aún cuando el incremento sea mayúsculo. La falta de sensibilidad por la situación de muchos millones de mexicanos, denota su lejanía espiritual con la obra de Jesucristo y su doctrina social. Ojalá que esto sirva para que el 95% de la población mexicana que se dice católica, empiece a darse cuenta de la manipulación que estas gentes han ejercido durante siglos sobre el país; ojalá que se den cuenta de que su doctrina no es sana, porque no sigue los preceptos bíblicos y que cada vez se alejan más de la salvación ofrecida por Jesús. Sería excelente que se dieran una vuelta por las páginas de la Biblia, especialmente en la primera carta de Pablo a Timoteo, en donde se explican los requisitos de los obispos y de quienes se consideran apóstatas de la fe (http://www.biblegateway.com/passage/?search=1%20Timoteo%203-4;&version=60;).
Por sus frutos los conocereis. Lucas 6:43