miércoles, noviembre 15, 2006

 

Debate por el 1o de Diciembre

En todos los periódicos y noticieros de los últimos días, se trata el asunto de los debates en torno a la toma de protesta de Felipe Calderón.

Por un lado dicen que sería ilegal que los legisladores de la izquierda impidieran la toma de protesta; por otro lado, el presidente de la cámara de diputados pretende atrincherarse con la fuerza pública dentro del salón de sesiones. Los medios de comunicación (con sus honrosas excepciones) insisten en que "el grupo de inconformes del PRD" deben dejar que las cosas ocurran, sin insistir en causar problemas el 1o de diciembre. El Presidente electo hace llamados a la unidad y pide un cese a la confrontación que él propició.

Hoy Zermeño, en entrevista con Alejandro Cacho, dijo que ellos -los legisladores- tienen un mandato de las urnas y no de su partido, para acatar la ley. Entonces, yo me pregunto ¿No va contra la ley el fraude? ¿Está permitido que a base de madruguetes y acuerdos "en lo oscurito" se despoje de sus derechos a los diputados del FAP, al quitarles la posibilidad de presidir las comisiones que les corresponden? ¿Está en la ley que los diputados y senadores deben acatar el mandato de "los poderes fácticos" para permitir un atropello a sus representados?¿Qué hace el pueblo cuando su voto es ignorado y se pretende consumar una imposición disfrazada de legal?

No se trata de una minoría de inconformes, como lo han hecho parecer. No se trata de los legisladores del PRD o de López Obrador. La verdad es que los inconformes somos -al menos- 15 millones de mexicanos que hoy, por fin, encontramos que algunos legisladores representan nuestros intereses.

Si yo pudiera estar el 1o de diciembre dentro del recinto de San Lázaro, sin duda que haría hasta lo imposible para impedir la imposición. Los legisladores del FAP, son mis representantes y deben asumir su responsabilidad conmigo y con otros. Yo les otorgo mi mandato desde esta humilde tribuna.

A pesar de todas las discusiones y debates en torno al tema, hay una realidad insoslayable: el simple hecho de que estas conversaciones tengan lugar, es vergonzoso para Calderón y su camarilla. La prensa tendrá que dar cuenta de lo que ocurra ese día en San Lázaro y la opinión pública internacional podrá hacer sus juicios. Pero sin duda, un Presidente Legítimo, nunca tendría que enfrentar este tipo de asuntos.





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