jueves, octubre 05, 2006
¡Revolución! ...de conciencias
¿A qué se refería Andrés Manuel López Obrador cuando convocaba a una Revolución de Conciencias? ¡Interesante invitación!
Una buena cantidad de gente en el país decidió abstenerse de ejercer su derecho al voto, argumentando que "no hay ni a cuál irle". Claudicaron en su deber ciudadano y pensaron sancionar a la clase política con su abstención, resultando ellos mismos los más castigados por ella.
Otros, tomaron una decisión poco sustentada y eligen un candidato como un "comodity" en un partido determinado; a estos se les reconoce como "el voto duro". No importa quien sea el candidato, hay que votar por un partido determinado, del que frecuentemente no se conoce el ideario, ni lo que significa su tendencia.
Algunos otros, creyeron en la campaña del miedo y tomaron una decisión basada en argumentos equivocados. Estos son los engañados, los manipulados.
Todo esto se debe a una falta de conciencia política y ciudadana de la gente. Esta enfermedad social, no distingue edad, género, condición socioeconómica o nivel educativo. Ha alcanzado el estatus de epidemia en los últimos años, como consecuencia de la mediatización de la política y de la mala percepción que se tiene de los políticos, así como de la ausencia de formación ciudadana que hay en este país.
Andrés Manuel se refiere a revolucionar estas conciencias. La gente necesita saber más, aprender más, observar más y pensar más. Las decisiones políticas no pueden tomarse a la ligera, sino que exigen un análisis crítico exhaustivo de parte de cada persona.
En estas circunstancias, quienes adoptamos una postura ideológica meditada, somos blanco de ataques verbales y en ocasiones físicos, de quienes no entienden las razones profundas de nuestra decisión. La descalificación se impone ante la argumentación. Este fenómeno social, va aparejado con el abuso de quienes ostentan el poder, debido a que pueden fácilmente manipular a un buen sector de la población, que funciona como su ejército de la denostación.
La revolución de conciencias, implica madurez y un compromiso con la educación política de la sociedad. Cuando se van planteando los argumentos sólidos, fuera de la pasión política, mucha gente se percata de la falta de cultura ciudadana que tiene. Este es el primer paso.
Es importante que cada quien asuma un rol activo en la vida política de México; y esto no significa afiliarse a un partido o buscar un cargo en el gobierno. Significa ciudadanizar a la sociedad y al gobierno, mediante la exigencia del cumplimiento de los mandatos populares y el seguimiento del desempeño de los servidores públicos.
Ya es el tiempo del Pueblo. La Revolución de conciencias ha comenzado.
Una buena cantidad de gente en el país decidió abstenerse de ejercer su derecho al voto, argumentando que "no hay ni a cuál irle". Claudicaron en su deber ciudadano y pensaron sancionar a la clase política con su abstención, resultando ellos mismos los más castigados por ella.
Otros, tomaron una decisión poco sustentada y eligen un candidato como un "comodity" en un partido determinado; a estos se les reconoce como "el voto duro". No importa quien sea el candidato, hay que votar por un partido determinado, del que frecuentemente no se conoce el ideario, ni lo que significa su tendencia.
Algunos otros, creyeron en la campaña del miedo y tomaron una decisión basada en argumentos equivocados. Estos son los engañados, los manipulados.
Todo esto se debe a una falta de conciencia política y ciudadana de la gente. Esta enfermedad social, no distingue edad, género, condición socioeconómica o nivel educativo. Ha alcanzado el estatus de epidemia en los últimos años, como consecuencia de la mediatización de la política y de la mala percepción que se tiene de los políticos, así como de la ausencia de formación ciudadana que hay en este país.
Andrés Manuel se refiere a revolucionar estas conciencias. La gente necesita saber más, aprender más, observar más y pensar más. Las decisiones políticas no pueden tomarse a la ligera, sino que exigen un análisis crítico exhaustivo de parte de cada persona.
En estas circunstancias, quienes adoptamos una postura ideológica meditada, somos blanco de ataques verbales y en ocasiones físicos, de quienes no entienden las razones profundas de nuestra decisión. La descalificación se impone ante la argumentación. Este fenómeno social, va aparejado con el abuso de quienes ostentan el poder, debido a que pueden fácilmente manipular a un buen sector de la población, que funciona como su ejército de la denostación.
La revolución de conciencias, implica madurez y un compromiso con la educación política de la sociedad. Cuando se van planteando los argumentos sólidos, fuera de la pasión política, mucha gente se percata de la falta de cultura ciudadana que tiene. Este es el primer paso.
Es importante que cada quien asuma un rol activo en la vida política de México; y esto no significa afiliarse a un partido o buscar un cargo en el gobierno. Significa ciudadanizar a la sociedad y al gobierno, mediante la exigencia del cumplimiento de los mandatos populares y el seguimiento del desempeño de los servidores públicos.
Ya es el tiempo del Pueblo. La Revolución de conciencias ha comenzado.