jueves, octubre 12, 2006
Las Instituciones
Una falacia es una mentira, pero suena más elegante y menos pecaminoso.
El Gobierno de la derecha, ha resultado mucho más falaz que sus antecesores. Ha abusado de su imagen de "santitos" para manipular a la gente. Ha utilizado su amplia experiencia empresarial desleal para hacer campañas de mercadeo político, contraviniendo todas las reglas éticas habidas y por haber.
Lo que no han hecho, es gobernar. Se han dedicado a privilegiar a los "cuates" de Fox, a la familia presidencial ampliada, a Hildebrando, a los escasos dueños del capital; todo esto ha sido a costa de un pueblo cada vez más empobrecido.
Hoy se insiste enfáticamente en la inmaculada naturaleza de "las instituciones". Pero ¿Qué son en realidad?
Las instituciones no son entes con personalidad propia. Tampoco son edificios y mobiliario; las instituciones son gentes. Los grupos de personas con una función común, se denominan en algunas ocasiones como instituciones. Hay algunas que se dedican a la labor altruísta; hay otras que hacen negocios. Las instituciones ponderadas por Fox y sus "amigos", son las que ellos mismos integran.
Si bien, hay decretos y leyes en las que se dan por iniciadas las labores institucionales, las gentes que las integran cambian con relativa frecuencia; el hecho de que se definan jurídicamente, no significa que su espíritu permanezca inalterado.
La ley mexicana se caracteriza por estar llena de lagunas; cuando se revisan los decretos constitutivos de muchas de las instituciones, se evidencia que están definidas en términos generales, pero que no hay acotamiento de muchas de las cuestiones cotidianas. Más aún, hay personas dentro de ellas, que gozan de inmunidad ante las contralorías y comunmente son los que tienen acceso a los negocios jugosos. Las regulaciones y normas que las rigen, sirven solamente para hacerlas torpes, burocráticas y no aptas para el desarrollo organizacional; pero casi nunca previenen los fraudes, los abusos de poder y los contubernios interinstitucionales.
Entre las instituciones que Fox defiende se encuentra el Poder Ejecutivo que él mismo se ha encargado de dilapidar; también se encuentra el Poder Judicial, que siempre ha tenido la mala reputación de corrupto; también están las Secretarías de Estado, el IFE y tantas otras. ¿Cuál de ellas es limpia? No nos engañemos.
¿Porqué entonces son tan importantes las instituciones? Porque son las únicas que le reconocen -en voz de quienes las integran de manera planeada o circunstancial- la legitimidad de quienes no la tienen. Son instrumentos de las bravatas políticas de nuestros tiempos; son "el músculo" del Gobierno, que pretende hacerse un traje de Adonis cuando no puede siquiera sostenerse en pie.
¿Cuál es el sacrilegio de mandar al diablo a estas intituciones?
El Presidente Legítimo de los mexicanos, es un hombre que ha transparentado la bazofia de la política mexicana, para que los ciudadanos comunes podamos entender de lo que se trata el asunto.
Por todo esto, no declinemos a nuestro derecho de poner un alto a las falacias y los abusos.
¡Sufragio efectivo, no imposición!
El Gobierno de la derecha, ha resultado mucho más falaz que sus antecesores. Ha abusado de su imagen de "santitos" para manipular a la gente. Ha utilizado su amplia experiencia empresarial desleal para hacer campañas de mercadeo político, contraviniendo todas las reglas éticas habidas y por haber.
Lo que no han hecho, es gobernar. Se han dedicado a privilegiar a los "cuates" de Fox, a la familia presidencial ampliada, a Hildebrando, a los escasos dueños del capital; todo esto ha sido a costa de un pueblo cada vez más empobrecido.
Hoy se insiste enfáticamente en la inmaculada naturaleza de "las instituciones". Pero ¿Qué son en realidad?
Las instituciones no son entes con personalidad propia. Tampoco son edificios y mobiliario; las instituciones son gentes. Los grupos de personas con una función común, se denominan en algunas ocasiones como instituciones. Hay algunas que se dedican a la labor altruísta; hay otras que hacen negocios. Las instituciones ponderadas por Fox y sus "amigos", son las que ellos mismos integran.
Si bien, hay decretos y leyes en las que se dan por iniciadas las labores institucionales, las gentes que las integran cambian con relativa frecuencia; el hecho de que se definan jurídicamente, no significa que su espíritu permanezca inalterado.
La ley mexicana se caracteriza por estar llena de lagunas; cuando se revisan los decretos constitutivos de muchas de las instituciones, se evidencia que están definidas en términos generales, pero que no hay acotamiento de muchas de las cuestiones cotidianas. Más aún, hay personas dentro de ellas, que gozan de inmunidad ante las contralorías y comunmente son los que tienen acceso a los negocios jugosos. Las regulaciones y normas que las rigen, sirven solamente para hacerlas torpes, burocráticas y no aptas para el desarrollo organizacional; pero casi nunca previenen los fraudes, los abusos de poder y los contubernios interinstitucionales.
Entre las instituciones que Fox defiende se encuentra el Poder Ejecutivo que él mismo se ha encargado de dilapidar; también se encuentra el Poder Judicial, que siempre ha tenido la mala reputación de corrupto; también están las Secretarías de Estado, el IFE y tantas otras. ¿Cuál de ellas es limpia? No nos engañemos.
¿Porqué entonces son tan importantes las instituciones? Porque son las únicas que le reconocen -en voz de quienes las integran de manera planeada o circunstancial- la legitimidad de quienes no la tienen. Son instrumentos de las bravatas políticas de nuestros tiempos; son "el músculo" del Gobierno, que pretende hacerse un traje de Adonis cuando no puede siquiera sostenerse en pie.
¿Cuál es el sacrilegio de mandar al diablo a estas intituciones?
El Presidente Legítimo de los mexicanos, es un hombre que ha transparentado la bazofia de la política mexicana, para que los ciudadanos comunes podamos entender de lo que se trata el asunto.
Por todo esto, no declinemos a nuestro derecho de poner un alto a las falacias y los abusos.
¡Sufragio efectivo, no imposición!
