lunes, septiembre 04, 2006
Ignorancia
¡Qué grave pecado es la ignorancia! Esta es una de las condiciones que más indignación me causan. No en balde la Biblia la tipifica como pecado.
Sin duda, la ignorancia es la madre de todos los vicios, porque deja a la persona desvalida y a merced de cualquier viento ligero. Una persona ignorante, es suceptible de la manipulación más vil y abusiva.
Hay diversos tipos de ignorancia, pero la que yo más censuro es aquella intensa, que llega hasta lo más recóndito de la persona; la envuelve, la invade, la consume. Deja al individuo sin la posibilidad de defenderse ante la absorción de ideales, de sueños, de convicciones. Asesina el espíritu. Finalmente, trivializa al ser humano, hasta dejarlo sin profundidad.
La ignorancia es en realidad una enfermedad que tiene su mayor incidencia en los jóvenes, adultos y ancianos; la infancia se salva, porque los niños difícilmente abandonan sus sueños y suelen ser observadores atentos. No respeta sexo, posición socioeconómica ni nivel de estudios.
La sintomatología más frecuente se caracteriza por falta de reflexión y análisis crítico, verborrea descalificadora de lo que no se conoce, defensa a ultranza de la moral estadística, carencia de conciencia del otro, minimización de la realidad, tapar la boca de quien piensa distinto con gritos o con argumentos sin sustento, incongruencia y tendencia a la manipulación, sobre todo cuando viene de medios masivos de comunicación. Además, es parecida a una psicosis, porque el enfermo no tiene conciencia de que es ignorante.
Este mal aqueja a buena parte de la sociedad mexicana. Pero hay muchos que se han vacunado ya contra él.
El tratamiento consiste en escuchar, hacer el intento deliberado de entender la realidad, observar atentamente alrededor de cada quien, intentar un análisis de lo que no es evidente. Sólo con esto, es probable que la persona se salve de este cáncer.
¡Mexicanos, debemos hacer un esfuerzo importante para dejar de ser engañados!
Sin duda, la ignorancia es la madre de todos los vicios, porque deja a la persona desvalida y a merced de cualquier viento ligero. Una persona ignorante, es suceptible de la manipulación más vil y abusiva.
Hay diversos tipos de ignorancia, pero la que yo más censuro es aquella intensa, que llega hasta lo más recóndito de la persona; la envuelve, la invade, la consume. Deja al individuo sin la posibilidad de defenderse ante la absorción de ideales, de sueños, de convicciones. Asesina el espíritu. Finalmente, trivializa al ser humano, hasta dejarlo sin profundidad.
La ignorancia es en realidad una enfermedad que tiene su mayor incidencia en los jóvenes, adultos y ancianos; la infancia se salva, porque los niños difícilmente abandonan sus sueños y suelen ser observadores atentos. No respeta sexo, posición socioeconómica ni nivel de estudios.
La sintomatología más frecuente se caracteriza por falta de reflexión y análisis crítico, verborrea descalificadora de lo que no se conoce, defensa a ultranza de la moral estadística, carencia de conciencia del otro, minimización de la realidad, tapar la boca de quien piensa distinto con gritos o con argumentos sin sustento, incongruencia y tendencia a la manipulación, sobre todo cuando viene de medios masivos de comunicación. Además, es parecida a una psicosis, porque el enfermo no tiene conciencia de que es ignorante.
Este mal aqueja a buena parte de la sociedad mexicana. Pero hay muchos que se han vacunado ya contra él.
El tratamiento consiste en escuchar, hacer el intento deliberado de entender la realidad, observar atentamente alrededor de cada quien, intentar un análisis de lo que no es evidente. Sólo con esto, es probable que la persona se salve de este cáncer.
¡Mexicanos, debemos hacer un esfuerzo importante para dejar de ser engañados!
