lunes, agosto 28, 2006
Los slogans de Fox
"México ya cambió" dicen los spots de Fox. Efectivamente, México ya no es igual que en el 2000.
México cambió, porque el pueblo ha aprendido sus lecciones de más de 70 años de imposición. Cambió porque la gente se cansó de perder siempre, de resignarse a padecer seis años más de lo mismo; porque las personas han decidido salir a las calles a expresar su descontento.
Sin embargo, hay muchas cosas que no han cambiado. Las viejas estructuras, las mismas prácticas, el fraude y la corrupción como estilo de vida permanecen inalteradas. Las decisiones tomadas desde los poderes fácticos, los medios de comunicación progobiernistas, la manipulación, la violación de los derechos humanos, la intolerancia, la mezquindad de los poderosos; todo eso sigue.
Pero es bueno reconocer que el choque del verdadero cambio contra el cambio simulado está por llegar. El estatus quo, si bien está allí, se encuentra apolillado y es suceptible de ser demolido por el viento reformador. El problema para algunos, es que quienes están montados en esas estructuras resquebrajadas, caerán y quedarán bajo sus escombros.
Por supuesto, no estoy hablando de una revolución armada; esos tiempos pasaron. Estoy hablando de una lucha de legitimidad, inteligencia y patriotismo.
El tiempo es ahora. La convalidación del fraude es detonadora del cambio verdadero hacia el progreso de México.
No hay que bajar la guardia.
México cambió, porque el pueblo ha aprendido sus lecciones de más de 70 años de imposición. Cambió porque la gente se cansó de perder siempre, de resignarse a padecer seis años más de lo mismo; porque las personas han decidido salir a las calles a expresar su descontento.
Sin embargo, hay muchas cosas que no han cambiado. Las viejas estructuras, las mismas prácticas, el fraude y la corrupción como estilo de vida permanecen inalteradas. Las decisiones tomadas desde los poderes fácticos, los medios de comunicación progobiernistas, la manipulación, la violación de los derechos humanos, la intolerancia, la mezquindad de los poderosos; todo eso sigue.
Pero es bueno reconocer que el choque del verdadero cambio contra el cambio simulado está por llegar. El estatus quo, si bien está allí, se encuentra apolillado y es suceptible de ser demolido por el viento reformador. El problema para algunos, es que quienes están montados en esas estructuras resquebrajadas, caerán y quedarán bajo sus escombros.
Por supuesto, no estoy hablando de una revolución armada; esos tiempos pasaron. Estoy hablando de una lucha de legitimidad, inteligencia y patriotismo.
El tiempo es ahora. La convalidación del fraude es detonadora del cambio verdadero hacia el progreso de México.
No hay que bajar la guardia.