martes, agosto 22, 2006
El Estado
En el artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se define al Estado Mexicano, de la siguiente forma: "LA SOBERANIA NACIONAL RESIDE ESENCIAL Y ORIGINARIAMENTE EN EL PUEBLO. TODO PODER PUBLICO DIMANA DEL PUEBLO Y SE INSTITUYE PARA BENEFICIO DE ESTE. EL PUEBLO TIENE EN TODO TIEMPO EL INALIENABLE DERECHO DE ALTERAR O MODIFICAR LA FORMA DE SU GOBIERNO."
Es interesante considerar esta definición constitucional, a la luz de los acontecimientos que estamos viviendo, porque conforme a lo evidente, el Estado mexicano es totalmente distinto.
Nuestro país tiene una tradición de gobiernos espurios, autoritarios y totalitarios, en los que el Presidente resulta ser algo parecido a un rey y los demás poderes de la unión, son como la corte medieval. Quien logra la silla presidencial, goza de absoluta impunidad, toma las decisiones respecto al destino de millones sin cunsultarles y utiliza la represión de los súbditos cuando se oponen a sus deseos.
México se distingue entre los países con mayores índices de corrupción; el lema de muchos es "el que no tranza no avanza". En el gobierno se vive una gran polarización de sueldos entre los de arriba y los de abajo. La ley nunca ha sido un obstáculo para la impunidad, porque siempre se puede hacer una interpretación a modo.
Sin embargo, súbitamente en el año 2006, el gobierno mexicano y las instituciones, se han vuelto inmaculadas, libres de mentiras y tendientes al servicio de los más desprotegidos; de pronto, hay democracia y "la mayoría" elige a sus gobernantes. Cualquiera que dude de la honestidad de las instituciones, es un renegado, un rebelde sin causa y un loco ¿No parece esto esquizofrénico?
Nunca, en la historia de México, había habido una intervención tan obvia del Presidente en la elección; si bien, los mandatarios habían nombrado a su sucesor, no quedaba evidencia directa de tal hecho. Hoy, Fox está grabado en video; sus palabras han sido escritas en la prensa; lo hemos visto en actos partidistas, pero resulta que "el Gobierno mexicano no ha intervenido ni intervendrá en las elecciones", dice el Presidente.
Nunca en la historia de México, había habido una campaña negra como la que promovió el PAN; las política se jugaba en otras arenas. Los anuncios allí están, los hemos visto todos. Hay evidentes mentiras; ha habido una campaña intensa y prolongada para marginar de la lucha política a Andrés Manuel. Sin embargo, ahora resulta que los "revoltosos" del PRD, son los que han polarizado a la sociedad mexicana.
Nunca en la historia de México, había habido una movilización social como la que ocurre en todo el país hoy. Ha habido marchas con millones de gentes; manifestaciones pacíficas en todo el territorio nacional; interpelaciones a Fox en sus actos públicos; un plantón kilométrico durante varias semanas. Pero resulta que, según el Presidente, el problema es local en la Ciudad de México y de allí, solamente en Reforma y el Zócalo, porque en el resto del país, todo está en paz, por ejemplo en Oaxaca.
Si bien, de acuerdo con la Constitución, el poder reside en el Pueblo, en la realidad, el poder reside en unos cuantos poderosos, que utilizan al gobierno para garantizar sus privilegios. Los representantes populares lo son mientras dure la campaña; después sirven a intereses partidistas para los que ejercen las prácticas del mayoriteo.
A pesar de todo lo anterior, hoy hay una lucha popular legítima, porque el pueblo ha decidido adoptar su papel constitucional. La gente ya no está dispuesta a soportar el estado de cosas; está lista para defender su voluntad, en contra de la de unos cuantos. La Convención Nacional Democrática es el primer espacio popular para la reforma del Estado.
No tengamos temor de participar. Es el tiempo de nosotros y es nuestro derecho.
"Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque yo estoy contigo", es un texto bíblico, en el que Dios le habla a Josué, el líder que llevó al pueblo a la Tierra prometida. Dios sabía que tendría que sortear muchos obstáculos, pero al fin, obtuvo la victoria.
No desmayemos.
Es interesante considerar esta definición constitucional, a la luz de los acontecimientos que estamos viviendo, porque conforme a lo evidente, el Estado mexicano es totalmente distinto.
Nuestro país tiene una tradición de gobiernos espurios, autoritarios y totalitarios, en los que el Presidente resulta ser algo parecido a un rey y los demás poderes de la unión, son como la corte medieval. Quien logra la silla presidencial, goza de absoluta impunidad, toma las decisiones respecto al destino de millones sin cunsultarles y utiliza la represión de los súbditos cuando se oponen a sus deseos.
México se distingue entre los países con mayores índices de corrupción; el lema de muchos es "el que no tranza no avanza". En el gobierno se vive una gran polarización de sueldos entre los de arriba y los de abajo. La ley nunca ha sido un obstáculo para la impunidad, porque siempre se puede hacer una interpretación a modo.
Sin embargo, súbitamente en el año 2006, el gobierno mexicano y las instituciones, se han vuelto inmaculadas, libres de mentiras y tendientes al servicio de los más desprotegidos; de pronto, hay democracia y "la mayoría" elige a sus gobernantes. Cualquiera que dude de la honestidad de las instituciones, es un renegado, un rebelde sin causa y un loco ¿No parece esto esquizofrénico?
Nunca, en la historia de México, había habido una intervención tan obvia del Presidente en la elección; si bien, los mandatarios habían nombrado a su sucesor, no quedaba evidencia directa de tal hecho. Hoy, Fox está grabado en video; sus palabras han sido escritas en la prensa; lo hemos visto en actos partidistas, pero resulta que "el Gobierno mexicano no ha intervenido ni intervendrá en las elecciones", dice el Presidente.
Nunca en la historia de México, había habido una campaña negra como la que promovió el PAN; las política se jugaba en otras arenas. Los anuncios allí están, los hemos visto todos. Hay evidentes mentiras; ha habido una campaña intensa y prolongada para marginar de la lucha política a Andrés Manuel. Sin embargo, ahora resulta que los "revoltosos" del PRD, son los que han polarizado a la sociedad mexicana.
Nunca en la historia de México, había habido una movilización social como la que ocurre en todo el país hoy. Ha habido marchas con millones de gentes; manifestaciones pacíficas en todo el territorio nacional; interpelaciones a Fox en sus actos públicos; un plantón kilométrico durante varias semanas. Pero resulta que, según el Presidente, el problema es local en la Ciudad de México y de allí, solamente en Reforma y el Zócalo, porque en el resto del país, todo está en paz, por ejemplo en Oaxaca.
Si bien, de acuerdo con la Constitución, el poder reside en el Pueblo, en la realidad, el poder reside en unos cuantos poderosos, que utilizan al gobierno para garantizar sus privilegios. Los representantes populares lo son mientras dure la campaña; después sirven a intereses partidistas para los que ejercen las prácticas del mayoriteo.
A pesar de todo lo anterior, hoy hay una lucha popular legítima, porque el pueblo ha decidido adoptar su papel constitucional. La gente ya no está dispuesta a soportar el estado de cosas; está lista para defender su voluntad, en contra de la de unos cuantos. La Convención Nacional Democrática es el primer espacio popular para la reforma del Estado.
No tengamos temor de participar. Es el tiempo de nosotros y es nuestro derecho.
"Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque yo estoy contigo", es un texto bíblico, en el que Dios le habla a Josué, el líder que llevó al pueblo a la Tierra prometida. Dios sabía que tendría que sortear muchos obstáculos, pero al fin, obtuvo la victoria.
No desmayemos.